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miércoles, 9 de febrero de 2011

Un viaje de entrada por salida...

Esos lugares que dan ganas de conocer, aunque sea alguna vez en la vida, es sin duda Valle de Bravo, en el estado de México.

La curiosidad me aventó a lanzarme a este lugar, sabiendo que debía regresarme el mismo día, salí muy temprano rumbo a la terminal de Observatorio, ahí había que encontrar los camiones que me llevaran al pueblo, preguntando descubrí la linea llamada Zinabus, que cobra 113 pesos para llevarte hasta allá y los camiones salen cada hora.


El viaje se hace un poco largo si es la primera vez que se visita el lugar, aunque el paisaje rodeado de árboles aliviana el camino.

Habían pasado casi tres horas cuando poco antes de llegar a Avandaro el camión bajó la velocidad, no se trataba de congestionamiento vehicular ni de algún accidente, la cuestión era tan solo que estabamos pasando por una reserva protegida, que cada año se llena de mariposas Monarca, más tarde un guía de turistas me explicó que esa zona se llama "Piedra herrada", y que todos los años de Noviembre a Marzo hospeda a miles de mariposas de esta especie.

Cuando uno finálmente uno llega a valle de Bravo nota de inmediato que es de esos lugares que conservan un toque típico y pintoresco en sus construcciones, las casas de adobe pintado de blanco y teja roja le dan uniformidad a las calles.



Recorrerlo siempre es entretenido, algunas calles están llenas de comercios, la mayoría ofrecen actividades para turistas, como paracaidismo, renta de motos y bicicletas, recorridos en lancha, y también hay muchos restaurantes, aunque en lo personal siempre recomiendo caminar por donde hay poca gente, se disfruta mejor del paisaje.

En el jardín principal se encuentra la iglela y un kiosko, los pobladores se sientan y pasean por ahí pues forma parte de su vida cotidiana.





En los pies del pueblo se encuentra la presa Miguel Alemán, en el muelle Municipal hay muchos lancheros que ofrecen sus servicios para dar un recorrido por la presa y tembién ofrecen llevar a la cascada Velo de Novia, que se encuentra del lado de Avandaro. El costo varía dependiendo el número de personas que suban a la embarcación y el tiempo que se tarden en el recorrido, yo pagué 300 pesos por poco más de una hora de paseo.







El agua que alimenta la cascada Velo de Novia tiene su origen en el nevado de Toluca, según me cuenta Don Francisco, por lo que el agua está más que helada, para llegar a ella uno debe cruzar la presa y después caminar entre el bosque unos 15 minutos aproximadamente, pero vale mucho la pena, al rededor del rio se puede acampar, los fines de semana hay un guardabosques ahí, lo que hace que el lugar sea bastante seguro.




Durante el recorrido en lancha se puede ver la zona residencial del lugar, que se convierte en uno más de los atractivos pues hace volar la imaginación y despierta las ganas de tener una casa como las que ahí se pueden ver.





Si tu plan es quedarte algunos días o por lo menos el fin de semana hay muchas opciones de hospedaje, es cuestion de que camines y busques lo que mejor se acomode a tu bolsillo.

El último camión de regreso al DF sale a las 6:30 pm, es importante tomarlo en cuenta, para evitar contratiempos.

Hay otros atractivos más que puedes realizar en el lugar, como subir a la peña, recorrer el mercado de artesanías, visitar a cascada de Avandaro y montar a caballo.

Pero como dicen por ahí, eso me tocará hacerlo otro día con más calma, por lo pronto con lo que pude ver en 5 horas quedé bastante conforme, y ahora con la intensión de volver muy pronto...

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